Agustín García Calvo y la educación.

05.11.2012 20:14

 

  De la educación, consideraba el panorama desolador. Desde sus planteamientos, la buena educación no podía tener otra tarea que la de derribar las falsas verdades que se proclaman eternas pero que son creencias puramente accidentales. El buen maestro no sería el que proporciona respuestas sino el que, como Sócrates, plantea preguntas frente a las que todas las respuestas son siempre provisionales. Siempre se negó a examinar.

   Un niño abre los ojos al cielo en una noche de verano, estrellada y oscura, se enfrenta de cara a lo sin fin y luego los vuelve hacia adentro de sí. El ansia de saber sin dar nada por sabido, nos ha sido arrebatada con la educación recibida, más castrante que enriquecedora. Esa mirada primera, ese asombro, algunos lo han olvidado. Yo, no.” “Los cultos no se enteran porque no se acercan a las cosas con interés; les falta la inocencia y la curiosidad de los niños.” “Es importante no creer que el hombre sabe, porque por esa vía no se puede descubrir la verdad.” 

  Si algo aborreció, fue inculcar, en palabras de Ridao, la lógica de los mercaderes, la búsqueda obsesiva de la ganancia y los múltiples disfraces que adoptaba, algo cada vez más presente en los planes de estudio que nos vienen de arriba. “Cada programa educativo –afirmaba- es peor que el siguiente por necesidad, porque el progreso está al servicio del Dinero, lo que antes se llamaba el Capital. La educación es una actividad detestable que está sirviendo a la función esencial del régimen, que es la administración de muerte. La educación consiste en vender a los menos formados futuro, promesas de aquel futuro al que el capital quiere que se dediquen, haciéndoles perder cualquier posibilidad de placer y de juego con las cosas, como podían haber tenido.”

    A mayor abundamiento acerca de las ideas de García Calvo sobre el Hombre no alienado, que no es otro que el niño antes de ser barnizado con las creencias imperantes en la calle, en la escuela o en la televisión, y sobre cómo la educación impartida desde esas instituciones lo convierten en el hombre integrado en el sistema, proponemos la siguiente lectura: ¿Qué es un niño? de Agustín García Calvo, de 1997, prólogo  al libro Cántame y Cuéntame, Cancionero didáctico, de su compañera la pedagoga Isabel Escudero.